Alan Rafael Barrientos Figueroa
Nació el 29 de abril de 1986 en Cosamaloapan, Veracruz, pueblo ubicado en la Cuenca del Papaloapan. Desde niño mostro interés por el arte realizando dibujos con gran habilidad y pequeñas figuras, que al ver fue copiando, tiempo después de forma autodidacta fue recopilando libros que fueron de suma importancia para su desarrollo artístico.
En su niñez encontró aventuras en los campos, teniendo contacto con lo natural, un río impredecible, la caña, el pescado, tradiciones con elementos como jaranas y arpas del son y fandango, mojigangas, ‘’el viejo’’ y la rama. En este proceso creativo fue llenándose de experiencias, vivencias y conociendo personas que causaron la inquietud de convertirse en un artista plástico.
Su interés por emprender la comunicación visual, formas, líneas, trazos, símbolos y un sin fin de ideas, buscando sintonía de diversos planos al encontrar un tema que hace de su obra una creación única, se forma una idea fantástica para el espectador una retroalimentación. Ese otro “quien ve” dispuesto y predispuesto a mantener contacto con la obra plástica, observa en diferentes puntos para poder notar cualquier dato y así dirigir su aprobación o rechazo.
Rafael Figueroa , en su obra nos presenta un mundo real contemporáneo y natural con sus variantes y adversidades, que al mismo tiempo convierte en infinito. Él día a día se encuentra en una búsqueda perpetua de aquello que haga enriquecer su obra ya sea con una imagen conmovedora, una historia que impacte su vida o bien incorporando una nueva técnica a su trabajo.
Su expresión plasmada en el lienzo habla por sí sola, con los colores muestra la fuerza de su idea, con las texturas simboliza parte de nuestra historia, la naturaleza misma; con elementos como el oleo, acrílico, pigmentos, diferentes telas, madera e infinidad de objetos reciclables, ensambla estructuras con tal estética y simetría que fusiona lo abstracto y lo cubista en líneas paralelas.
También se dirige al observador de una forma monumental, llevando la escultura a otro plano de lo pensable, en ella muestra diferentes fases como la mexicanidad y otras con un espíritu africanizado.
Así nos corresponde ser el observador meticuloso que desmenuce el lenguaje del artista que utiliza en sus cuadros y esculturas, el que encuentre no solo un medio creativo sino un sentimiento capaz de extender la mente de una manera simbólica